9.4.11

60. Teeteto

Platón es el hombre abierto a un nuevo mundo y a nuevos conceptos y alrededor de él se develan la conciencia y existir humanos en la época más crítica de Atenas y el mundo griego. Él modela su vida en el trato con su maestro Sócrates, que le enseña a ser más profundo y místico y le ayuda a llegar a una mayor comprensión del hombre, logrando superar la visión cerrada que previamente tenía y adquiriendo un enriquecimiento intelectual, político y humano. Platón llega a la cuarentena con un arsenal de conocimientos y experiencia como ninguno de sus contemporáneos en Atenas.

El Teeteto data de la segunda estancia de Platón en Sicilia, por el 367, y parece iniciar las últimas y definitivas conquistas de su pensamiento. Tiene la estructura de diálogo, trata de la ciencia y en él aparecen tres personajes: Sócrates, Teodoro de Cirene y Teeteto, discípulo de Teodoro. Teeteto reúne cualidades personales admirables: es valiente, agudo, aprende rápido, dulce, sagaz, tiene buena memoria y a la vez se comporta de una manera sencilla, lisa, eficaz en sus estudios, demuestra mansedumbre en sus indignaciones y fluye. El Teeteto muestra un ideal de trascendencia, virtud y sanidad y cierra con el aserto de que "la opinión verdadera acompañada de razón¨es lo que se puede llamar ciencia. El fin del diálogo no es dar con la realidad de la ciencia, sino procurar un camino que orienta hacia lo que la ciencia no es. En dicho camino se descubre poco a poco la Mayéutica, haciendo salir a Teeteto del círculo vicioso en que se encerraba. Se hace una crítica doctrinal a través de todo el diálogo y su carácter destructivo se enlaza con el Parménides de manera complementaria.

En en Teeteto Parménides nos dice que cada uno de nosotros es medida tanto de lo que es como de lo que no es. El que cada uno de nosotros sea medida tanto de lo que es, como de lo que no es, es lo que hace que exista una distancia infinita de uno a otro y la razón por la cual para uno puede aparecer determinada cosa y para otro, otra. Nos dice que sabio es entonces no el poseedor de sabiduría sino aquél que puede cambiar el sentido de las cosas de manera que se le aparezcan como buenas las que parecen malas para otros. Platón reconoce la relatividad de las cosas según el sujeto y que, de alguna manera, cada persona encuentra su propia sabiduría sin que ésta sea algo de cierto grupo privilegiado que comparte conocimiento específico. Se explica que la sabiduría equivaldría a buscar "el lado bueno" de las cosas, a la habilidad para encontrar el lado bueno, y no cierta teoría a la que sólo unos cuantos tienen acceso y que los convierte en sabios al conocerla.

El Teeteto, más que una realidad de la ciencia, ofrece un paso definitivo en la crítica del verbalismo Sofísitico. Las formas, nos dice platón, siendo caracteres comunes pertenecientes al sentido común, están presentes en las cosas sensibles, y nuestro conocimiento de ellas se adquiere por los sentidos. Las sensaciones llegan a la razón o al espíritu y así son un candidato a ser conocimiento.

Platón, caracterizado por ser un hombre abierto, amante de la verdad y ansioso por descubrirla, propone un conocimiento del mundo a través de un enfoque humanista, un conocimiento del mundo por medio de un trato real con los individuos y con las sociedades, y así, desentrañar la esencia y el destino. Él mismo trata de aprender así, viajando, conociendo distintos estilos de vida, enriqueciendo su mente a través de la observación y el procesamiento de los pensamientos que fueron generados en él al observar. Platón nos dice que sólo cuando uno se sale del entorno habitual es cuando sucede que comienza a estar propenso a cuestionarse.

Se dice que el conocimiento a través de nuestros sentidos o nuestras creencias tiene validez o veracidad porque el hombre es medida universal de las cosas y la sabiduría no es algo que pueda considerarse como una verdad absoluta específica, así, el conocimiento es válido porque no hay alguna persona que le atribuya falsedad a su opinión: cuando una persona siguiendo su propio juicio da a conocer su opinión sobre algo no está dudando de la veracidad de dicha opinión.